Siempre asociaré esta canción a esos atardeceres en Essaouira.
Mar sin nombre y sin orillas,
mar inmenso, infinito y viejo.
Como el espacio a los tiempos
daba máquina a sus olas
padre ciego de la vida y la suerte.
Y durmiendo en cunas y tumbas
yo estaba y la soledad
como un pájaro errante
repitiendo su quejido
desperté y sobre la espuma volé.
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