miércoles, 28 de noviembre de 2012

Potenciales de acción: pensamiento, latido y peristaltismo intestinal - Participación universitaria

Por deformación académica titulo este artículo, de carácter muy personal, que trata sobre algo de lo que se ha hablado en multitud de ocasiones. Pero me apetecía hablar de ello dándole el enfoque de mi -escasa- experiencia y contando un poco lo que estos casi seis años de universidad han supuesto para mí en este aspecto que paso ahora a desarrollar: la participación de los universitarios.


@Josancio mencionó hace un par de años una frase que quedó grabada en mi mente quizás para siempre y es su tristeza ante el decaimiento y final abandono del Aula de Cultura de la Facultad de Medicina, cuyo miembro final fui yo, producto de una ineficiente renovación de los miembros que paulatinamente fueron abdicando en pos de otros objetivos personales (estudios, MIR, representación estudiantil, etc.). El objetivo de un Aula de Cultura, según él, es proporcionar corazón a la Facultad de Medicina, que no se convirtiera simplemente en un sitio donde los estudiantes iban a estudiar, tomar apuntes y marcharse a su casa. Durante mis tres años en activo pude organizar partidas de rol, organizar inmunerables ciclos de cine, excursiones, clases de dibujo, sesiones de fotografía, jornadas lúdicas, conciertos "Fonendorock", viajes y un largo sinfín de actividades de las que me siento orgulloso y que ante mi marcha a "er Varme" (fuera del centro neurálgico universitario de la facultad de medicina que es el Macarena) y la ausencia de más miembros cayeron en un paulatino olvido. Existen otras organizaciones como AJIEMS (Asociación Juvenil Internacional de Estudiantes de Medicina de Sevilla) y la labor de la DAFMUS (Delegación de Alumnos de la Facultad de Medicina de la Universidad de Sevilla) que han sabido suplir de esta ausencia de latido a su manera, hipertrofiando lo que denominó como cerebro y yo denomino "pensamiento" en este artículo. Dejó de lado el apartado lúdico que caracteriza a las aulas de cultura, centrándose en aspectos no menos importantes (yo diría que más incluso) como son diversas actividades formativas o la representación estudiantil. Pero las actividades de ocio que normalmente se organizaban en el aula dan una cohesión y vitalidad a una facultad ya bastante muerta per sé y que no se concibe como un lugar de intercambio de ideas, cooperación, solidaridad y participación que supone la universidad. Echo de menos un sitio donde personas con diferentes intereses se coordinen para llevar a cabo proyectos que saquen de la aburrida rutina estudiantil para crear un ente que a veces se me antoja misterioso como es una actividad organizada por alumnos.


Puede parecer trivial, pero la ausencia de este tipo de actividades guarda relación con la actitud de alumnos y profesores donde su formación pasa simplemente por dar/recoger la lección de turno sobre fisiopatología de la insuficiencia cardíaca y "a otra cosa, mariposa". Que conste que digo recoger porque las clases son un continuo ejemplo de monjes copistas que se dedican a recoger con todo lujo de detalles lo que los dictados de la "fuente incuestionable de conocimientos" que es el eventual profesor. Esta dinámica es pésima, los alumnos lo saben, hay que acercarse a una clase a partir de 3º de carrera para ver la ausencia paulatina de alumnos en las tediosas clases, más aún en esta época de las ciencias de la información, donde la información está accesible para aquellos dispuestos a usarla. Ese modelo basado únicamente en la figura de autoridad para la transmisión del conocimiento podría valer para el medievo, ahora ya no.


He oído a muchos profesores decir que se está perdiendo el talento, la motivación, las ganas de aprender; que la gente no participa, que la universidad es un sitio frío lleno de alumnos ahogados entre montañas de apuntes y profesores subidos a un pedestal, sordos a las pocas voces -apagadas- de algunos estudiantes que intentan revelarse pero acaban siendo consumidos por esa titánica e inexorable rutina. Una manera perfecta de apagar la participación en las aulas y perder así la posibilidad enriquecedora que supone entablar este tipo de relación.



Los mejores y digo MEJORES (en mayúscula, negrita y subrayado) momentos que he vivido en esta facultad, los que más me han ayudado a crecer como persona y los que más me han enseñado ha sido aquellos en los que yo mismo me he visto involucrado, desde proyectos tan "grandes" como fueron las jornadas culturales, pasando por otros de carácter más personal como lo han sido las obras de TroTeaTro hasta nimieces como irse de excursión con compañeros a los que no conocía, sin dejar de lado las exposiciones y trabajos de clase (porque nunca olvidaré la prevención de la brucelosis o los tics infantiles) así como el paciente con fibrilación auricular al que el residente me dejó hacerle la historia o las semanas organizando prácticas o clases perdidas como delegado, en los que hay que poner de acuerdo a alumnos y profesores y que me han enseñado mucho de las personas y de mí mismo.


El nerviosismo los minutos antes de empezar una obra de teatro de la que eres actor, el terror que producen los fallos técnicos de ese cable mal colocado para que se escuche el audio de la película, e incluso la crisis de ansiedad el día antes de un examen son sentimientos que se viven negatividad en ese momento, pero más tarde sufren una especie de transformación hacia la satisfacción. Lástima que muchos se queden en este último.

Este periodo universitario se acaba (quedan algunas cosas pero se acaba para mí) y yo siento algo que comentó @jrlr en su discurso de bienvenida a los de 1º este año, que "la universidad ha pasado por mí y no simplemente he pasado por la universidad". Siento que esta manera de ver las cosas es la que me ha hecho ser quien soy y, sobre todo, lo que hago. Soy una persona normal y corriente pero he conseguido hacer cosas cuyos resultados me han sorprendido y más de uno se sorprendería de lo que es capaz de hacer  si se lo plantea, de lo que puede cambiar su alrededor si está dispuesto a ello. Cada día lo veo, por ejemplo, en los apuntes que hacen mis compañeros del banco de apuntes: bien estructurados, con un contenido basado en las fuentes bibliográficas y redactados de forma que muchos libros didácticos palidecerían, es asombroso lo que podría hacerse si el sistema fuera de otra manera.


Da pena pensar que la universidad se convierta en esto, en diapositivas leídas y copiadas, sin un diálogo de mentes, convirtiendo el saber académico en poco más que el producto de un peristaltismo intestinal lento y pesado.

Esto es, aunque sea casi al final de esta etapa, mi reivindicación personal a que participéis. Podréis cometer fallos -aprenderéis de ellos-, podréis tener grandes victorias -las disfrutaréis-, pero siempre os llevaréis ese recuerdo imborrable de haber tomado parte en algo, aunque sea de forma de forma minúscula, y eso, no se paga ni con las tasas de matrícula más altas que os podáis imaginar. Concluyo con una frase atribuida a ese chinojaponés que inventó la confusión.

Dime algo, y lo olvidaré.
Enséñame algo, y lo recordaré.
Hazme partícipe de algo, y lo aprenderé.

2 comentarios:

  1. ¡Jmmm acabo de ver esto! Hacía tiempo que no pasaba por aquí...

    Pues sí, es una pena que la cosa esté así, pero también me quedo con que detrás viene gente pisando fuerte. Dejamos todo en buenas manos. Un día, cuando nos jubilemos, y siga habiendo una DAFMUS o haya de nuevo un Aula de Cultura, podremos decir que nuestro alma sigue ahí.

    Y esos momentos en nuestro alma :)

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    1. Estoy totalmente de acuerdo, estas cosas pasan y además de estar contento con lo que hemos hecho, voy con buenas sensaciones sobre el futuro en muchos aspectos. ^^

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